domingo, 29 de julio de 2018

AGOSTO TIENE UN COLOR ESPECIAL.



AGOSTO TIENE UN COLOR ESPECIAL.


Ha llegado agosto, en el pueblo se percibe un ambiente especial (muchas personas deambulan por las calles), se ven bastantes coches arrimados a fachadas y metidos en portaladas (son objeto de alguna envidia), la mayoría de los residentes están alegres (han regresado los familiares emigrados) y a los rapaces nos agrada tener nuevos compañeros de juegos y aventuras (incluso, hasta algún campamento juvenil durante unos días).

Desde el campanario de la iglesia, veo pasar corriendo a mi primo Alfredín (vive con mi abuela), le pego un silbido (colocando el dedo anular e índice sobre la lengua y el corazón tocando la nariz); se acerca al pie de las escaleras y me dice que va a buscar a Ramón, Anselmo, Javier y los veraneantes para ir a pescar a mano (los foráneos quieren aprender). Le comunico que no cuenten conmigo, que no me agrada esa actividad… “solo me quieren para vigilar, por si viene el guarda” (ya engañaran al más pequeño para ejercer de vigía).



En los Doblos, un paisano y su mujer (¿Andrés y Fé?) arrastran un montón de hierba cuesta abajo, con la pareja… “será el ramo”.

Marino avanza braceando, cruza el pontón y desaparece; a los cinco minutos regresa acompañado de Mario… “ya van a jugar a los bolos”.

Rosa Mari (lleva un libro en su mano izquierda), junto con su madre (Andrea), toman el camino ubicado detrás de casa de Nati, en dirección a la Vega Arriba… “a esa joven le gusta mucho leer”.

Carlos (el de Araceli) y Pedrito (el de Sabina) charlan animadamente y tiran piedras a los algunos pájaros… “estos madrileños… ¡qué bien se lo pasan en el pueblo!”.

Zósimo, acompañado de su esposa, Oliva, atraviesa despacio por el calce para no mojar a Araceli y su hijo pequeño que transitan por el pontón… “bonito coche tiene este paisano”.
Ángeles, mujer alta, asoma por la esquina de la escuela, se cruza con mi padre enfrente de la casa de José (el cestero) y charlan durante unos minutos. De su brazo doblado cuelga una lecherina… (“va por leche recién ordeñada an’ca de Emilia”).

Por la cimera de los Doblos se expande sosegadamente el rebaño asentado en la majada de Borín… “parece una vecera de hormigas blancas”.

Montse (la de Zósimo) aparece corriendo por la derecha, lleva el bikini puesto… “habrá quedado con alguna amiga para ir a bañarse” (Rosa Mari, Yoli, etc.).

Entre las campanas observo cómo las águilas planean en las alturas, las golondrinas van y viene sin parar, los gorriones dan saltines y picotean el suelo, los vencejos se meten en los agujeros de las paredes, etc.

Nicolás, perfectamente pertrechado para la pesca a caña, toma el camino del río… “los del pueblo pescan más”.

Toñi y Ana Mari llegan hasta el muro exterior para hacer unas fotos; Ana dispara una tras otra mientras la modelo posa en varias posturas… “¡que moderna es esta señorita!”.





Vicente y Marleni juegan en las barras situadas delante de la casa de su abuela… “¡qué suerte tienen!”. Su padre, Dito y varios familiares charlan en las inmediaciones.

Susana y Montse, mis primas, van saltando a la comba (al pasar el pontón, la pequeña casi se cae al calce)… “¡madre mía!, cómo acabarán las rodillas”.

Miguel (el de Tiquia) y su familia soportan estoicamente los fuertes ladridos de los perros de Nati cuando traspasan el corral para acceder a su hacia su casa por la doble portillera de la cerradura… “tiene un coche muy bonito”.

Felipín, el cual cuelga una toalla de su hombro, se encamina hacia el río (suele ir diariamente a tomar el sol)… “este chaval tiene una afición un poco rara”.

Maribel, que acompaña a su hijo, Héctor, (es novato con la bici BH) intenta evitar que pase por el agua y lo consigue (agarra el manillar y le conduce por el pontón)… “déjale que disfrute del agua”.

El señor José (“el cestero”) y su señora salen a repartir su producción (ese mes tiene muchos pedidos): un cesto de mimbre ancho y otro con mango, un canasto de madera y un canastillo para la costura.

Oigo el chirriar de una polea; el sonido procede de la trasera de la casa de Marina y oigo a Paquita que grita: “Feli saca otro caldero de agua”… “¡qué bueno es tener el pozo cerca de casa!”.

Mis tíos Alfredo (ha venido de Venezuela… “debe estar muy lejos”) y Pedro (siempre con su cámara fotográfica), pasean lentamente hacia la calle que muere en la era de Marina… “de alguna instantánea seguro que pinta un precioso cuadro” (es muy aficionado a la pintura, pero “de brocha fina”)… “a mí también me gustaría tener un cámara para sacar fotos de todo: gentes, animales, casas, etc.”.

Jesús (el mediano de Toño y Enedina).

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