LA CASILLA DE CAMINEROS DE LA PUERTA
Antes de entrar en materia se hace
preciso hacer una breve referencia a la historia de las Obras Públicas en
España. En 1759 bajo el reinado de Fernando VI se pone en marcha las obras
Públicas, se organizan al personal para los diferentes cometidos: Ingenieros,
Celadores, Capataces y Peones Camineros, a estos últimos se les asigna un
sueldo de cinco reales diarios además de proporcionarles casa.
Pero en
realidad hasta 1761 no arranca la primera legislación sobre Obras Públicas, en
ella quedan marcadas la pautas a seguir en materia de construcción y,
mantenimiento, por cierto un fracaso este primer intento, la falta de una
estructura clara en la organización y control de las obras llevó a estas a
límites ridículos, los caminos los llevaba un Ministerio mientras que los
puentes los llevaba el Consejo de Castilla, se dieron casos de edificar puentes
por los que nunca pasó camino alguno y al revés, caminos que se quedaron sin
puentes por donde se debía cruzar el curso del río.
En 1794, a imitación francesa, se
instruye una Ordenanza por la que se ponían en marcha los mecanismos para
arreglar tal desaguisado, en ella se señalaba la necesidad de que cada
carretera estuviera asignada a un facultativo, este contaría a sus ordenes con
cierto número de Celadores, uno cada 10 leguas, que junto con los Peones
Camineros, uno por legua construida, serían los encargados de conservar en buen
estado las carreteras.
La falta de recursos por un lado,
dificultades para suministrarles materiales, de organización por otro, las
labores de vigilancia eran escasas y dificultosas, hizo que el 27 de julio de
1803 se dictara orden de supresión tanto de Celadores como de Peones Camineros
según fueran quedando sus puestos vacantes. Lo cierto es que a pesar de todo el
24 de mayo de 1824 se publica una instrucción en la que se dictan las
principales reglas a seguir por los Peones Camineros en el desempeño de su
labor dentro del mantenimiento de las carreteras, además entre 1840 y 1842 se
amplió a dos los camineros por legua.
En
cuanto a Las Casillas, tema central de este artículo, una Real Orden de 26 de
febrero de 1852 pone en funcionamiento la construcción de Las Casillas de los
Peones Camineros, hasta enero de 1856 se habían construido un total de 72
Casillas de Peones Camineros por un importe total de 1.572,687 reales. Se
edificaron en todas las carreteras generales y se hizo extensivo más tarde a
las denominadas transversales. La Real Orden del Ministro de Fomento dicta que
cada una deberá tener dos viviendas, su distribución y ubicación. En su punto
segundo ordena se adopte la regla de colocar la correspondiente a cada legua
hacia el centro de ella; pero si coincidiese dicho paraje con
algún pueblo, se podrá excusar la casilla correspondiente.
En el tercer capítulo señala que también deberá tenerse en cuenta, para la
oportuna situación de las casillas, la proximidad de agua cuando se pueda
conciliar esta circunstancia con las demás que se han mencionado, y, caso
contrario, se propondrá la apertura de un pozo.
En nuestra Comarca contabilizamos un total
de 19 Casillas de Camineros, a tenor de su construcción podemos establecer dos
tipos distintos de edificación, las primeras levantadas, las situadas en las
carreteras generales presentan en su mayoría edificaciones de una sola planta
con dos viviendas y corral trasero; mientras que las construidas en una segunda
fase en las carreteras transversales predominan las casas de dos plantas, en la
que la parte inferior hace las veces de establo.
Vista trasera de La casilla de La Puerta
desde Los Cotorros.
La Casilla de Camineros de La Puerta,
situada en el kilómetro 2 de esta carretera, es una de las mejor documentadas.
Su construcción data de 1893, estaba edificada en el término de Puntaniella,
junto al arroyo de San José. El complejo contaba con casa, corral y huerta. La
casa era de una sola planta con dos viviendas, desde un pequeño portal se
pasaba a las cocinas, a derecha e izquierda, y desde estas a las dos
habitaciones de las que disponía cada vivienda.
El corral,
completamente cerrado, estaba situado tras la vivienda y disponía de dos
accesos, uno desde el portal de la vivienda y otro a través de un portón de
grandes dimensiones situado en la parte trasera del complejo, en su interior
contaba con una pequeña cuadra para el ganado a un lado y portalada para
guardar los aperos al otro. Adosada a uno de los costados de la Casilla estaba
la huerta, esta era de grandes dimensiones y contaba además con árboles
frutales, un membrillo, un peral, un manzano y dos ciruelos, en otro rincón se
había excavado un pozo para el servicio de la casa, toda ella disponía de un
cierre.
El primer Caminero documentado en La Puerta es anterior a la construcción de La Casilla, sin duda fue un operario que participó en la construcción de la carretera que hoy conocemos como N-621; se trata de Lorenzo Huerta Espeso, natural de Arenillas de Valdelafuente, casado con Valentina Alonso Boletos, natural de Pozuelo del Rey en Palencia. En La Puerta nació su hija María Rosario en 1886 que, más tarde, se casaría con otro Caminero que sí habitó en La Casilla como más adelante veremos.
El inicial inquilino de esta Casilla de Peones Camineros fue Román González Antolín, soltero, y del que más adelante volveremos a hablar, ya que más tarde se casaría con una vecina de La Puerta y serían padres de otro Caminero que también ocupo La Casilla.
El inicial inquilino de esta Casilla de Peones Camineros fue Román González Antolín, soltero, y del que más adelante volveremos a hablar, ya que más tarde se casaría con una vecina de La Puerta y serían padres de otro Caminero que también ocupo La Casilla.
El Caminero
Román González Antolín y su mujer Valentina Merino Martínez, nacida en La
Puerta
También en
torno a 1893 está documentado Pedro Calle, nacido en Bustillo del Páramo,
aunque su madre descendía de Polvoredo, los datos apuntan a que este ya estaba
de Caminero en La Puerta desde al menos 1891, ya que en esa fecha bautiza en el
pueblo a su primera hija, dos años más tarde bautizaría a la segunda. Lo que desconocemos es si Pedro Calle y Román González compartieron habitáculo o si La Casilla tan sólo tuvo un orante a pesar de contar con dos viviendas.
Entre 1905 y
al menos 1910, posiblemente hasta 1916, habitan La Casilla Bonifacio Valderrey
Quiñones, Capataz de Camineros, natural de La Bañeza y Rafaela García de Puente
Castro, su esposa; aquí nacen cuatro de sus hijos: Maximino (1905), Toribio
(1907), Mauricio (1908) y Braulio (1910).
En 1916 la
habita Felipe Andrés, Peón Caminero, natural de Pedrosa del Rey, casado con
Fidela Sierra de Riaño, en esta Casilla nace su hija Ángeles Dorotea Andrés
Sierra.
En 1919, y hasta 1923, residían el ella Leandro Huydobro Rodríguez, natural de Melgar y su esposa María Rosario Huerta Alonso, que como hemos anotado anteriormente era hija del primer Peón Caminero de La Puerta, aquí nacieron sus hijos: Vicenta en 1919, Hemeterio en 1920 y Aureliano en 1922.
En 1919, y hasta 1923, residían el ella Leandro Huydobro Rodríguez, natural de Melgar y su esposa María Rosario Huerta Alonso, que como hemos anotado anteriormente era hija del primer Peón Caminero de La Puerta, aquí nacieron sus hijos: Vicenta en 1919, Hemeterio en 1920 y Aureliano en 1922.
Entre 1921 y
1923 está documentado Felipe de Prado Manzanedo, Capataz de Camineros, casado
con Verónica Rodríguez, ambos naturales de Soto de Valderrueda. Dos de sus
hijos Atanasio (1921) y Engracia (1923) nacen en La Puerta. Todo parece indicar que Felipe y Leandro Huydobro compartieron la vivienda, aunque el testigo al siguiente inquilino se la dio Leandro.
En el periodo comprendido entre 1923-1931 aparece
habitando La Casilla Pablo González Merino, casado con Modesta García Salam
ambos de Mazuecos de Valdeginate en la provincia de Palencia. Llegaban
trasladados desde Lérida. Para Pablo no fue un destino desconocido, de hecho su
padre Román González Antolín, mencionado anteriormente, ya residió en esta
Casilla, en donde se casó con Valentina Merino Martínez, nacida en La Puerta y
posiblemente hija de otro Caminero que vivió en La Puerta.
Pablo tenía
dos hijas: Maximina y Aurea, esta última más tarde se casaría con otro Peón Caminero,
Francisco Álvarez Díez, Quico el Caminero. Pablo González tocaba la guitarra y
durante su estancia en La Puerta la hila que tenía lugar en La Casilla fue de
asistencia numerosa y animada.
Pablo
González Merino con su hija Maximina.
Desde mayo
de 1931 hasta 1962, fecha de su jubilación, estuvo habitada por Francisco
Álvarez Díez, Peón Caminero, natural de
La Puerta, casado con Áurea González nacida en Mazuecos de Valdeginate e hija
del anterior inquilino y Capataz Pablo González, aquí nacieron algunas de sus
hijas Milagros (1933), Gela (1937) y
Modesta (1942), el tío Quico, como se le conocía, venía trasladado desde la
Casilla de Las Salas en donde estuvo desde 1925 hasta mayo del 31, allí
nacieron sus hijos; Teresa, Pedro, Sagrario y Laudelina.
Durante todo
el tiempo que la habitó Quico "El Caminero", La Casilla careció de
los servicios mínimos, ni agua, ni luz, y por supuesto sin más servicio que la
cuadra. No fue hasta la llegada del siguiente inquilino cuando se llevó la luz
hasta ella. La cocina "economica", la Eibarresa, por aquello de donde
procedían la mayoría, no llegó hasta la década de los 50.
La Casilla
fue área de descanso y de refugio de gentes que transitaban desde otros pueblos
carretera arriba y abajo, fue igualmente asistencia en carretera, ya que de su
cuadra salieron vacas que fueron uncidas ante la indisposición de alguna unidad
de la pareja de gentes de otras localidades. Fue el faro para aquellos que en
los tiempos trágicos de la Guerra Civil salían del norte huyendo y seguían la
línea de la eléctrica de Pio y se perdían, ni les faltó un trozo de pan ni
agua. Fue asimismo abrigo de quienes les buscaban, la Guardia Civil, tenía
preferencia de resguardo ante las inclemencias del tiempo...y de la desgana.
Fue también escondite, al menos por un día, de algún vecino de Riaño al que se
le buscaba...y no con buenas intenciones. En fin Las Casillas cumplían con
otros cometidos además de servir de viviendas a los Peones Camineros.
A la puerta de La Casilla: en el centro de pie, Áurea González, su madre Modesta García y Pedro Álvarez. De rodillas a la dcha Francisco Álvarez, el caminero; y las niñas Milagros y Ángela Álvarez.
Cruz Benedicto González de Portilla de la Reina Capataz de Camineros, casado con Soledad Compadre también de Portilla, fueron los últimos habitantes de esta Casilla entre los años 1964 y 1975 trasladándose después a la de Riaño. A mediados de los 80 y ante el peligro de derrumbe se optó por demolerla y sus materiales aprovechables fueron vendidos.
Miguel Ángel Valladares Álvarez