jueves, 3 de diciembre de 2015

LA PUERTA: ¡¡¡VIVA LOS NOVIOS!!!...Y SUS ACOMPAÑANTES




ÉRASE UNA VEZ...LA PUERTA


ÉRASE UNA VEZ… LA PUERTA.
Aunque pueda parecer que voy a contar un cuento, les adelanto que me refiero a un lugar real, donde hemos nacido “los de La Puerta”, que existe en nuestra memoria y que pervivirá mientras nosotros lo recordemos y lo traspasemos a nuestros descendientes, amigos, vecinos, conocidos, etc. Nuestro pueblín se ubica en un entorno incomparable de la Montaña Leonesa, rodeado de grandiosas montañas, verdes bosques, frondoso pastos y fértiles valles, formando paisajes sublimes que han cautivado a numerosos viajeros y turistas que han venido por esos lares.



El núcleo urbano se halla a la orilla de la carretera por la que pasa el coche de línea (hace la ruta diariamente entre León y Acebedo); a un kilómetro de Riaño (el pueblo grande) y tres de Éscaro, situado al final de la recta. Alrededor del pueblo tenemos, al norte, la Vegarriba (Vega de Arriba) y, sur, la Vegabajo (Vega de Abajo); al este, tras la carretera, hay lugares tan significativos como el Salido los Jatos, la Cuesta (famosa por el Hoyo, la Choza, esquí con cartones,…), el puente de la Rebisquera y la fuente de La Canalina (parada obligatoria para los caminantes y muchos vehículos). Y, al oeste, El Sotiquín y el caudaloso río Esla que nos proporciona todo el agua necesaria para regar (praos, huertos y macetas), lavar la ropa, limpiar (cuadras, madreñas y aperos), beber (los animales y muchas personas), pescar (truchas, peces, cangrejos y renacuajos), etc.

Para obtener el agua, se hace un resistente puerto en el río, a la altura de La Marnia; desde aquí, el caudal discurre a través de una cuidada red de presas y calces para retornar, el sobrante, al final de la vega de Bildeo. Dentro del casco urbano, el agua llega por el calce aledaño a la casa de Nati y, a la altura de la iglesia, se divide en tres ramales por medio de otras tantas compuertas, que permiten elegir el caudal y la dirección hacia la Vegabajo, la casa de Agustín o el Barrio Abajo (por la escuela y las casas de Asela y Fermín). El resto del pueblo accede al agua por el arroyo de El Regachín o en la presa que circula en paralelo a la carretera desde La Calcada hasta por bajo El Muro Largo.

El pueblo está dividido en cuatro barrios (el de la carretera, el de Arriba, el de Abajo y el de la Iglesia (Barrio San Pedro), comunicados por tres vías principales: la Gran Vía (cruza la población desde el puente hasta la iglesia), la circunvalación LP-30 (parte de casa de Francisco, pasa por la del cura y confluye con la anterior detrás de la escuela), la Alameda del Cementerio (parte del puente y acaba en dicho lugar). También hay otras calles y callejas que nos sirven para atajar los trayectos, mear contra las paredes, vaciar los orinales, huir de los perseguidores (jugando), etc.

Por supuesto, las calles no están asfaltadas, pero no lo echamos de menos aunque las piedritas y tierra se incrustan como aguijones en las heridas de manos y rodillas; además, si llueve se forman charcos y barro, hay que usar las madreñas, los niños jugamos a saltarlos, nos mojamos, los padres nos regañan (a veces, cae una tunda), etc.; pero cuando se cubre todo de nieve las calles están preciosas y no se percibe el firme del suelo.

Las casas se suelen construir adosadas con la cuadra y la portalada, pero también hay viviendas unifamiliares (María -la madre de Marina-, Piedad), pareadas (Gundo y Modesta, María y Alberto), con parcela (huerto o jardín, como la de Leandro, Asela o Paz), con negocio (Gil, Jandra, Flora), etc.

Las viviendas, en su mayoría constan de dos plantas, cada una con cuatro estancias y sus respectivos ventanales: en la baja se ubican la cocina, un comedor, una bodega o despensa y otro cuarto para almacén; en la superior se habilitan 3 o 4 dormitorios (se corresponden con las estancias inferiores) y por encima el desván. De algunas fachadas sobresalen balcones o galerías y se adornan con plantas de temporada; no obstante, al lado de todas las puertas de entrada se ubica un banco (madera, piedra, cemento) que invita a la charla vecinal en días soleados y a la hora del fresco veraniego, realizar tareas sedentarias (remendar alguna prenda), descansar los abuelos, etc.



En las cuadras (solas, pareadas o adosadas) también encontramos dos plantas: la tenada, en la parte superior, conforma un espacio diáfano, el cual sirve para almacenar la hierba que comerán las vacas en el invierno; en la planta baja hay varios espacios: las aceas (para vacas y terneros), la corredera, el pesebre, las cortes, conejeras y el gallinero. También hay una parte de la corredera usada como letrina, pero sin mobiliario. La puerta de la cuadra carece de cerradura, bloqueándose con un clavijo, al que se accede metiendo la mano por el cuarterón. Como cuadras singulares resalto los toriles (con tres establecimientos individuales para cada animal) y la cuadra del verraco, situada al lado de la casa de Andrés, enfrente de la casa de María, la madre de Ángeles.

Al lado de la cuadra y/o casa no puede faltar la portalada pues tiene una gran utilidad para resguardar el carro, la segadora, los picos, aperos, la leña (trambos, llatas, palos, gromos, serrín) y donde los perros montan su dormitorio. Para los niños es un lugar de juegos cuando hace mal tiempo y para los jovenzuelos se convierte en lugar de reunión y charla, tanto de día como de noche, especialmente la de Eusebio.

Otra instalación, que abastece de agua para beber (sin saber si es potable o no, pero se ha usado siempre), serían los pozos, que se hallan en el interior de la vivienda o en las inmediaciones. De ellos se extrae el agua al modo tradicional o por medio de una bomba de mano que se carga con el tanque, tiene como manguera una cámara de bicicleta y hay que darle al mango, hacia un lado y otro sin parar, hasta llenar el balde.

Tampoco olvido mencionar ciertas construcciones, calificables como singulares: la valiosa iglesia, el dominante parador, la escuela primaria, la colosal sierra, la productiva choricera, la apartada casilla de Ito y Sole, el famoso gallinero de Genoveva, los solitarios invernales de Hormas, el simple chozo de Borín y el imprescindible potro de herrar. Años después se levantará un pilón enfrente de la casa de Francisco.

Otros lugares característicos e inolvidables son: la fuente de la Canalina, el Salido de los Jatos, los puentes (La Escalera, el de la entrada al pueblo, La Rebisquera, el de la bolera) y pontones, la zona de la choza carnavalera, la cuesta enfrente de la casa de Jandra (tirarnos por la pendiente sentados en cartones), las zonas de baños (El Pozo El Canto y El Sotiquín), las eras, incluida la de Marina (también usadas para jugar al fútbol), El Pinar, las cuevas de Campaneo y La Telaya, los aboneros de El Regachín, los praos del toro, etc.


Jesús (el  mediano de Toño y Enedina).