domingo, 10 de enero de 2016

LAS "NIÑAS" DE LA PUERTA

      Foto cecida por Montserrat Valladares Álvarez
      La relación de nombres es proporcionada por Modesta Álvarez:
     
     De Izquierda a derecha:
     Begoña de Pelayo (Villacorta) y Florencia (La Puerta). 1948
     Guadalupe de Wenceslao y Asela ambos de La Puerta. 1945
     Carmina de Leandro (La Puerta) y Vicenta (Maraña). 1944
     Isabel de Pelayo (Villacorta) y Florencia (La Puerta). 1949
     Gloria de Leandro (La Puerta) y Vicenta (Maraña). 1940
     Paquita la hermana de Marina, de Francisco y María ambos de La Puerta. 1941
     Aurora la hermana de Oliva, de Emiliano (La Puerta) y Juana (Carande). 1940
     Modesta de Francisco el caminero (La Puerta) y Aurea (Mazuecos, Palencia).1942
     María Antonia de Fabriciano (La Puerta) y Eloisa (Cangas de Onís). 1945
     María Luisa de Melchor (La Puerta) y Asunción (Carande). 1944
     María Isabel de Fabriciano y Eloisa (Cangas de Onís). 1946

    Queda por conocer la identidad de la niña que está con la maestra

YA VIENEN LOS REYES, POR "EL ANDRINAL". JESÚS GONZÁLEZ


YA VIENEN LOS REYES, POR “EL ANDRINAL”…

Estamos en Navidad, todos los niños del pueblo estamos pensando en la llegada de sus majestades orientales. Mi padre, para mentalizarnos de su proximidad, suele canturrear el conocido villancico (con alguna modificación): “Ya vienen los reyes, por “El Andrinal”…”, pues anteriormente ya nos había relatado que utilizaban dicha zona para llegar a La Puerta y no ser vistos por la carretera (más transitada), atravesaban el caudaloso río por el paso de los carros y, tomando el camino de El Sotiquín, arribaban a la iglesia, donde era prioritario y protocolario adorar a mi tocayo, el Niño Jesús (dicho sea  sin ánimo de comparar rangos).
Posteriormente, utilizando los caminos practicados en la abundante nieve (por nuestro padres, con una simple pala), visitaban las casas donde había niños y para ello seguían la siguiente ruta: de la iglesia se dirigían hacia la  calle de mi abuela Justa y volvían a la calle principal, a la altura de la casa de mi tío Francisco se desviaban hasta la viviendas de Gundo y mi tío Laureano, luego se iban al barrio Abajo para retornar a la carretera, donde finalizaban el reparto y proseguían rumbo a Éscaro (supongo que harán un alto en el parador y la casilla, si hay niños).
Por otra parte, nadie escribe la carta (quizá por miedo a que no llegue a tiempo, siempre hay mucha nieve), la comunicación con los reyes es directa, pues solo hay que responder a una pregunta (¿qué le vas a pedir a los reyes?) y nuestros padres trasladan las peticiones a los magos. Suele haber demasiados fallos en la “trasmisión de mensajes” pues es habitual que nuestras demandas se cumplan solo en parte, especialmente si hay bicicletas en la lista.

La víspera del día de Reyes le recuerdo a mi padre que es preciso rehacer bien los caminos para que circulen los camellos sin problemas y, si fuera necesario, mis hermanos y yo le ayudamos. Por la tarde, en compañía mis primos Alfredín y Ramón, revisamos las idoneidad de los caminos abiertos en la nieve: vamos hasta la iglesia, luego a casa  de nuestra abuela (se sonríe y refuerza nuestra motivación cuando le informamos sobre nuestra actividad inspectora), la calle de escuela a casa del cura no hace falta explorar pues no hay niños en ese tramo y tampoco en el que discurre desde el huerto de Asela a la choricera; por la calle del barrio Abajo llegamos hasta la casa de Nato (José Enrique nos saluda por la ventana y le respondemos moviendo las manos) y finalizamos en la carretera que está limpia tras el paso de la espaladora. El resto se halla en perfectas condiciones; está escampado: esta noche hará frío pero no nevará y así los reyes no tendrán problemas de desplazamiento (las pezuñas de los camellos asientan bien en la nieve helada).

Por la noche, nada más cenar, los tres hermanos nos vamos a la cama rápidamente pero tardo en dormirme (por las expectativas mágicas). En la quietud de la madrugada, el sonido de una esquila me despierta (es el camello guía, la lleva para orientar al resto en la oscuridad y ante la copiosa nieve) y, al cabo de unos instantes, oigo abrir la puerta del balcón, le siguen unos pasos sigilosos para finalizar con el cerramiento del ventanal. De inmediato, a pesar del insoportable frío ambiental, me levanto de la cama y abro el postigo de la ventana para contemplar una escena inolvidable: en la claridad de una noche estrellada y sobre la blanca nieve resaltan tres siluetas idénticas a las figuras del belén que representan los Reyes Magos. Se están desplazando lentamente, les sigo con la vista hasta perderlos y luego permanezco con la oreja pegada al cristal para escuchar el sonido de la esquila (cesa unos instantes: están dejando regalos en casa de mi prima Maribel) hasta que se desintegra en la el silencio nocturno. Con el cuerpo tiritando regreso a mis sueños.

Al amanecer, mi hermano Miguel Ángel nos despierta, saltamos de la cama y corremos al pasillo, donde hallamos, depositados en el suelo: indios, vaqueros, caballos, carrozas, escopetas de tapón de corcho, revólveres de pistones y otros materiales escolares y ropas. Como nos imaginábamos, otra vez se les ha olvidado la bicicleta y eso que nos daba igual que fuera de hombre, de mujer o de niño.Después de desayunar, cuelgo mi escopeta al hombro y me voy a casa de mis tíos para ver los regalos que les han traído a mis primas (a los varones casi siempre nos dejan los mismos); veo a Pacita muy contenta con su cocina y los cacharritos (ya está ideando numerosas recetas), a Maricruz entusiasmada con sus muñecas y ropitas recortables (ofrecen muchas opciones de vestimenta), a Irene emocionada con su “baby mocosete” (con todos los accesorios y complementos: pañales, biberón, ropita,…), a su hermana mayor, Ana, maravillada con su costurero (me enseña varias agujas, hilos de muchos colores, tijerinas pequeñas,…), a Merche complacida con las camas y armarios artesanales construidos por su padre, a Mariví (y el resto de primas) ilusionadas con sus muñecas, vestiditos, estuches de pinturas Alpino (mejor si son de dos pisos), zapatillas, zapatitos, leotardos, calcetines, pijamas, etc.

Al cabo de unos pocos días, volveremos a jugar con bolas de nieve, palos, cuerdas, puntas, alambres, latas, calderos, vacas de salguera,… en carros, leñeros, tenadas, portaladas, etc.

Jesús (el mediano de Toño y Enedina)