lunes, 2 de septiembre de 2019

GENTE DE LA PUERTA

DOMINGO GUTIÉRREZ DESDE ARGENTINA NOS DA A CONOCER ESTA FOTO.

                   TIMOTEA ALONSO GONZÁLEZ Y DOMINGO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ

Timotea Alonso González nació un 22 de agosto de 1882, hija de Facundo Alonso y Manuela González. Falleció el 21 de junio de 1970.
Domingo Gutiérrez González nacía un 4 de agosto de 1880 y falleció joven, a 55 años de edad el 26 de agosto de 1935. Era hijo de León Gutiérrez y Juliana González, nacida ella en Boca de Huérgano.
Timotea y Domingo fueron, son y serán los padres de Senén, Néstor, Eufrasia, Fe, Quirino, Gil y Aurelia.





CELEBRÓ LOS 90 AÑOS Y AHÍ ESTÁBAMOS PARA VIVIRLO



LA CAMINERA SAGRARIO ÁLVAREZ CUMPLIÓ LOS 90... Y sumando


    Reunión familiar; los Álvarez, Valladares, Alonso, Macho y allegados.... y esperemos que no sea la última.

A LA PUERTA DEL BOQUERO



Acabada la hierba, y con el ramo en el boquero, tres de La Puerta dedican su tiempo al libre albedrío.
De izquierda a derecha: Santiaguín, Luis Pelayo y Goyo el nieto del tío Celestino.

miércoles, 21 de agosto de 2019

domingo, 4 de agosto de 2019

LA PUERTA 4-8-2019

GENTE DE LA PUERTA


Con bellezas así al lado hasta parezco más guapo, vamos que me vengo arriba.
¡¡¡VIVA LA PUERTA!!!

sábado, 27 de julio de 2019

LA PUERTA 28/7/2019

LA PUERTA 28/7/2019




EL PRÓXIMO AÑO, 2020, ES EL ÚLTIMO AÑO, HASTA EL 2025, QUE SAN PEDRO CAE EN FIN DE SEMANA, POR ELLO SERÍA INTERESANTE REUNIR A TODA AQUELLA GENTE IDENTIFICADA CON NUESTRO PUEBLO. 

MUCHOS SOMOS LOS QUE NOS VEMOS A LO LARGO DEL AÑO, PERO POR CIRCUNSTANCIAS POCOS COINCIDIMOS EN FECHAS, DE MANERA QUE EL 2020 ES UNA BUENA FECHA PARA MOSTRARNOS COMO PUEBLO.

POR PONER SOBRE LA MESA ACTIVIDADES, ADEMÁS DE LA CELEBRACIÓN Y HOMENAJE A SAN PEDRO, COSA OBLIGATORIA, UNA COMIDA SERÍA LA GUINDA AL EL REENCUENTRO.

LA COMIDA, SEGÚN EL NÚMERO DE COMENSALES, SE PUEDE ORGANIZAR EN RESTAURANTE O EN CARPA Y SERVICIO DE CATERING. LOS PRECIOS DE ALQUILER DE CARPA ESTÁN EN 300€, PRECIO QUE AUMENTA SEGÚN SU CAPACIDAD.

ASÍ MISMO SE PUEDEN ENCARGAR UNOS POLOS CON LOS COLORES DE NUESTRO PENDÓN Y A LOS QUE SE PUEDE AÑADIR EL NOMBRE DE LA PUERTA.

PARA ESTO SERÍA NECESARIO ABRIR UN CUENTA EN DONDE PODER INGRESAR EL DINERO NECESARIO, COMIDA, POLOS, A LA VEZ QUE UN CORREO, O ESTE MISMO BLOG, EN EL QUE IR TOMANDO NOTA COMENSALES, TALLAS Y NÚMERO DE POLOS.

PARA QUE ESTO FUERA COGIENDO FORMA SERÍA ESCUCHAR OPINIONES A FIN DE SABER SI ESTA REUNIÓN DE PORTEÑOS ES POSIBLE, ASÍ COMO RECOGER TODO TIPO DE OPINIONES AL RESPECTO

GENTE DE LA PUERTA


GENTE DE LA PUERTA

Somos pocos pero abultamos mucho.


miércoles, 24 de julio de 2019

GENTE DE LA PUERTA


GENTE DE LA PUERTA

Con Maribel, la hija de Vitorino y América con la que no coincidía desde aquel fatídico 1987. Una agradable sorpresa.


    LA BELLA Y LA BESTIA,

sábado, 2 de febrero de 2019

LA LETRA CON VARA ENTRA.



LA LETRA CON VARA ENTRA.
La escuela está situada en la parte central del pueblo, en el cruce de la Avenida Principal (discurre desde el puente de entrada hasta la iglesia) con el Paseo del Regachín, el cual comienza en parte trasera del edificio y finaliza a la salida del núcleo urbano, a altura de los toriles. Si tenemos en cuenta la proximidad de la Ronda del Barrio de Abajo (por delante de casa de Asela) podemos decir que la institución académica estaba perfectamente comunicada con todas la zonas de la villa por medio del transporte público, que era gestionado por le empresa COSFE (“coche de San Fernando”)... ahora que lo pienso, quizás fue la predecesora de la EMPRESA FERNANDEZ, que tantas personas trasladó por los pueblos de La Montaña en sus metálicos “coches de línea” grises.



El edificio consta de dos plantas, en cada una de ellas el espacio es diáfano y con grandes ventanales en todas las paredes (excepto la adosada a la casa de Andrés). El único acceso se halla a la derecha de la fachada principal, permite pasar a un vestíbulo donde encontramos una puerta, a la izquierda, para entrar al aula de la planta baja (no utilizada actualmente) y una escalera que comunica con la planta superior, la única que usamos en el año 1968… igual era para evitar fugas estudiantiles saltando por la ventana (luego se llamó “hacer novillos”, “hacer pira”, “hacer pellas”, etc.).
Al entrar en la clase, observamos un amplio encerado negro (omnipresente en toda escuela de postguerra) sobre la pared del frente (la que da a El Cuarno) y un mapa físico de España colgado del paramento situado a la derecha. En la proximidad de la esquina, se ubica la estufa de leña, imprescindible en los gélidos días invernales y muy necesaria en algunos fríos momentos primaverales y otoñales; a nadie se le ocurrió quemar la vara utilizada para los varapalos (o si pasó por la mente de alguno no se atrevió con tal fechoría).
En la parte derecha del espacio didáctico se alinean los pupitres biplaza (en ellos se sientan los escolares mayores) y en la izquierda se disponen varias mesas de baja altura con cuatro sillinas cada una, donde se acomodan de los educandos más pequeños. En una de esas mesinas compartimos las primeras vivencias estudiantiles Manolín (hijo de Pepón), Metines (el de Gundo), Ana Belén (de Eusebio) y yo… más de un mosquilón recibimos los varones por bromear con la rapacina. 
Y frente a los escolares se coloca Doña Carmen, tras su gran mesa de madera, que ha pasado a la posteridad por cedérnosla momentáneamente para las famosas, uniformes y repetidas fotos de cada alumno, posando con ciertos objetos que nunca utilizaba en su faena docente ni nosotros en los ejercicios de aprendizaje.  



Cada alumno debe portar la pizarra y el pizarrín. El primer elemento es un trozo de ese material con forma rectangular y enmarcado en madera, donde escribimos y dibujamos con el segundo utensilio, el cual se extrae de los cascajos de El Camperón y se elabora artesanalmente por el padre o un familiar curiosín (recuerdo a mi padre afilarlo con su navaja); se ata con un hilo de bramante (facilita la maniobrabilidad y evita su extravío) y se une al borde mediante un clavo o punta fina. El borrado se realiza con la parte inferior de la palma de la mano y la manga, ayudándose, en algunas ocasiones, con la aplicación de un poco de saliva.    
La actividad didáctica se desarrolla a distintos niveles, pudiendo simultanearse la consulta de la enciclopedia Álvarez, el canto de la tabla de multiplicar, la ejecución de dibujos u operaciones con el pizarrín, la lectura de un libro sin ilustraciones, la transcripción de un dictado, etc. Y a pesar de tanta ocupación, la maestra siempre saca tiempo cuando considera conveniente aplicar un correctivo mediante la temida vara de avellano. La jodía dirige el palo hacia la base del dedo gordo, donde más duele, al impactar sobre el hueso.  Si giras rápido la mano (para que golpee en mullido), el castigo se repite hasta que consigue su objetivo. La habitual reacción posterior consiste en cerrar la mano, agarrártela con la otra y meterlas entre las piernas mientras arrugas el brusco y te acuerdas de algún ascendiente de Doña Carmen.
No debemos olvidar que convivimos alumnos de diferentes edades en el mismo ámbito y algunos eran bastante rebeldes, no constituyendo un ejemplo positivo para los menores; recuerdo especialmente a Ana Carmen, la sobrina de Pedro y Amparito, los de la sierra,… raro era el día en que su mano no recibía unas dosis de varina.
Bueno, a pesar de los métodos empleados por la profesora, creo que nadie guarda rencor a la educadora de varias generaciones de personas de nuestro pueblo, el cual le rindió un sincero y merecido homenaje en agradecimiento por los conocimientos y valores que esa mujer nos transmitió, amén de conseguir que muchos hijos de ganaderos cumpliéramos el sueño de nuestros padres.

Jesús (el mediano de Toño y Enedina).

martes, 22 de enero de 2019

¡¡¡SOMOS DE LA PUERTA!!!

Con Mª Carmen Ruidíaz, hija de Antonio y Amparo

Santiago Pérez, toda una referencia de La Puerta

                                                                  Con Jesús, el mediano de Toño y Enedina.

jueves, 10 de enero de 2019

lunes, 7 de enero de 2019

LAS NIÑAS TAMBIÉN JUEGAN



LAS NIÑAS TAMBIÉN JUEGAN

Hace un día espléndido, salgo de casa, cojo el aro y su gancho, me acerco a la esquina del huerto de Asela (para el visual saludo habitual al Yordas y Los Doblos), observo a varias niñas en el patio de la escuela. Sobre el escalón de acceso, Cristina y Elena (hijas de Mauro) juegan a cocinitas con la primogénita de Emilio (María José) y la “única entre machitos” de Olegario (Lola); el agua del calce aporta las sustancias liquidas, mientras que el polvo del suelo, la tierra y las piedrinas sustituyen a los elementos sólidos y los yerbajos se convierten en especias y verduras de todo tipo.

En el centro del patio observo a Lourdes y Loli que sujetan la goma a la altura de los pies, mientras van saltando Irene y Nieves, primero individualmente y luego ambas juntas; la goma va ascendiendo por el cuerpo (tobillos, rodillas, cadera) según se completan canciones y pruebas superadas. En las inmediaciones, mi prima Silvia y Mari Mar aguardan el fallo de alguna practicando con la comba; una es artesana (de cordel) y otra de tienda, rematada con manillas de color rosa en sus extremos.



Al cabo de unos minutos aparecen unos rapaces que empiezan a hacerles rabias: Pepín agarra la goma, la aleja y la suelta contra el muslo de su hermana; Fernando intenta efectuar los saltos y se lía la goma en el tobillo (cae al suelo), mientras Manolín (el de Gundo) intenta parar a Nieves que lanza golpes a ambos, hasta que Irene viene con un palo, que ha cogido del huerto de Andrés, y empieza a medirles las costillas.

Por otra parte, Tomasín y César se dirigen a probar las comiditas pero salen escaldaos, pues las cuatro cocineras forman una barrera infranqueable. Los veraneantes, José Luis (el de Emilia) e Iñaki (el de Araceli), acompañados de Ricardín, contemplan, desde la orilla del calce, la derrota de las huestes masculinas y disfrutan (a carcajadas) de la victoria del grupo femenino en ambos frentes.

Tras la huida de los machos humillados, pongo a rodar el aro por la tierra y me dirijo hacia el centro urbano, mas sólo llego hasta la altura de la casa de Metrio; en una orilla de la calle, a la sombra del portalón del tío Patricio, se hallan cuatro niñas jugando a la rayuela; permanezco unos minutos observando sus rotaciones: Lidia no atinó con su teja (al lanzarla a la cuadrícula), Merche perdió su turno al desequilibrarse (se desplazaba a la pata coja, demasiado deprisa), Sara golpeó varias veces la piedra plana con su pie (a la tercera, sobrepasó la cuadrícula que le tocaba) y Camino pisó la raya, al efectuar el recorrido final con los ojos cerrados.

De repente, varios chavales interrumpen el desarrollo del juego: Albertín agarra el guijarro y lo lanza al cielo, Pedrito (el de Gundo) le imita con una teja y Vicente (el de Dito) y Juanjo (el de Fabio) intentan borrar las rayas marcadas en el suelo arrastrando los pies; pero se encuentran la feroz oposición de las rapacinas, manifestada en empujones, insultos (burro, tocho, etc.) y manotazos al aire, también algunos impactos en cabezas y cuerpos. Rafael (el de Olegario) que permaneció neutral (en México no serán habituales estas riñas infantiles) pudo comprobar la retirada de los cuatro intrusos mientras escuchaba el comentario de mi prima: “mírales, van como el cemento de don Rufo”; el manito pregunta con su acento peculiar: “¿y cómo iba ese cemento?”, y la misma respondió: “iba que jodía”. Les dejo riéndose a carcajadas.

Alejados los “rufonines”, las chiquillas perfilan los cuadrados y prosiguen su actividad lúdica; yo me encamino hacia la casa de Eusebio, pues me llegan sonidos de tonadas infantiles. Arancha y Ana Mari (la de Nides) le dan a la cuerda sin parar, mientras otras niñas van entrando y saliendo al centro del arco, a la par que ejecutan ciertas tareas relacionadas con la letra de las canciones: “Soy  la reina de los mares…”, “El cocherito leré…”, “Quisiera ser tan alta como la luna…”, “Soy el farolero de la Puerta del Sol…”, “Una tarde fresquita de mayo…”, “Al pasar la barca, me dijo el barquero…”, etc.



Entretanto, se acercan al escenario unos chavales que estaban sentados en las barras de la portalada; Ramón y Anselmo se ofrecen a “darle a la soga” pero enseguida aceleran el ritmo, hasta que las expertas saltarinas no aguantan y les reprenden por su actitud incorrecta. Una vez reanudado el juego, los rapaces se dedican a producir ondas, dificultando el salto a ras de suelo y alterando, de nuevo, a las chiquillas (Anselmo recibe un mosquilón de Ana, la melliza). Tras el restablecimiento de la paz (en las condiciones impuestas por las féminas) se vuelve a originar otro altercado ya que empiezan a estirar desde los extremos (con la pretensión de introducirles la cinta entre sus piernas) y, mientras tanto, Vicente y Santiaguín no cesan de interferir intentando meterse, parando el juego, discutiendo con las contrarias, etc. hasta que éstas se cansan, tiran la cuerda, se enfrentan a manotazos y patadas, hasta que los valientes deciden “hacer mutis por el foro”, recibiendo insultos varios (escagarruciaos, mangarrianes, melón, mostrenco, etc.) y cometarios diversos: ¡hala! a tomar po’l culo por ahí, id a sacar el abono,… y así ya estáis en la mierda, etc. Los muchachos se dirigen hacia el puente “cagando centellas” y mirando por el rabillo del ojo a sus perseguidoras enfurecidas, sin perder de vista las piedras que volaban hacia sus objetivos corporales.

Bueno, a pesar de la belicosidad de género, la sangre no llegaba al río y solía ser el origen de chanzas posteriores, en los momentos de serenidad.

Jesús (el mediano de Toño y Enedina).