domingo, 29 de noviembre de 2015

ESCENAS DE LA PUERTA: LAVANDO TRIPAS EN EL ARROYO SAN JOSÉ



     Lavando tripas en el arroyo San José, al fondo La Casilla de Camineros.
Eulogio Álvarez Álvarez; Fidel Valladares Rojo; Ángela Álvarez González; Áurea González Salán; Laudelina Álvarez González  y María Rojo Díez.

GENTE DE LA PUERTA 2



    Ana Álvarez Álvarez; Miguel Valladares Álvarez; María del Mar Álvarez Alonso; Rafael Álvarez Alonso; Araceli Valladares Álvarez; Ana María Valladares Álvarez y Ana Belen Álvarez Alonso 


ESCUELA DE LA PUERTA



lunes, 23 de noviembre de 2015

domingo, 22 de noviembre de 2015

ASENTAMIENTOS EN LA PUERTA (y 3)

ASENTAMIENTOS EN LA PUERTA 3

Además de los ya mencionados establecimientos de Puntaniella y Sanctiago de Formas (Hormas), al menos encontramos otros tres asentamientos más en La Puerta, dos de ellos bien documentados, mientras que un tercero ofrece serias dudas de su ubicación.

Documentado en el Becerro de Las Presentaciones de la Iglesia de León, relativo al Arciprestazgo de Burón, tanto en el correspondiente al año 1448 como al de 1468, está San Cipriano, que en ambos documentos figura como dependiente de la iglesia de Riaño. Esta iglesia se ubicaba a boca del valle de Camiñon, un valle con escasa pendiente y en la que en su parte baja se formó una pequeña meseta a modo de morrena producida por los arrastres sedimentarios que, paulatinamente fue recortada por la acción del río. Topónimos como La Rampa la Ermita, las tierras de San Cipriano, a ambos lados de la carretera que unía La Puerta con Éscaro, han perdurado hasta nuestros días. El hecho de que no exista documentación referente a esta iglesia a partir de 1468 hace pensar que es posible que su actividad no sobrepasara el siglo XV, teniendo en cuenta que ya en 1448 se dice de ella “Sant Cibriano. Solia dar III sueldos en procuración”. En cuanto a las propiedades de esta iglesia parece ser que hubo ciertas controversias y Éscaro y La Puerta se las disputaron, finalmente fue La Puerta quien dispuso de ellas.

San Pedro de la Porta, la ubicación de esta iglesia no ofrece ninguna duda, pues perduró hasta que fue desmontada y trasladada al nuevo núcleo de Riaño. Al igual que la de San Cipriano figura en el Becerro de Las Presentaciones de la Iglesia de León, relativo al Arciprestazgo de Burón. Su construcción se data en el siglo XIII, aunque es posible que fuera una reedificación y por tanto anterior a este siglo. Posteriormente se realizaron algunas obras que se han datado en el siglo XIV. Esta iglesia ya existía en 1235 según el I Becerro de las Presentaciones, del que se copió el editado en 1448 y en el que figura como “Sant Pedro de la Porta. Del arcedianazgo. Tercia al obispo; e I sueldo en procuración”.



Y por último el más enigmático de todos San Juan de La Puerta, ningún topónimo nos ayuda a una posible localización y cualquier intento de ello entra en el campo de la especulación. Esta iglesia la menciona el padre Escalona en su historia de la Abadía de Sahagún, y dice que ya existía en el año 1080 y que estaba unida a la de San Esteban y Santa Engracia en Riaño. Vuelve a aparecer documentalmente nueve años más tarde cuando ambas se agregan a la Abadía de Sahagún. Sólo hay un resto arqueológico que no corresponde a ninguno de los yacimientos mencionados, El Cascantal, en la Vega de Abajo, en donde se edificó el cementerio y en el que aparecieron restos de enterramiento durante su construcción. Ubicar San Juan en este lugar es aventurado, hay que tener en cuenta el desplazamiento del río hacía la falda del Llordas; tanto de forma natural como consecuencia de los obras realizadas a la hora de hacer la carretera a finales del siglo XIX, obras hidrológicas que acabaron comiendo mucho terreno tanto en el Villar, Barroso o el Andrinal, lugar por el que pasaba el Camino Real.


Miguel A. Valladares Álvarez 

jueves, 19 de noviembre de 2015

PASABAN POR ALLÍ Y QUEDARON RETRATADOS PARA LA HISTORIA



JUVENTUD DE LOS 70

1ª Fila de izq. a dcha: Julian Valladares; Roxana Gutiérrez; Rosa Mª Valladares y José Alejandro Gutiérrez.
2ª Fila de izq. a dcha: Valentín Presa y Mª Engracia Presa.
3ª Fila de izq. a dcha: Francisco Álvarez; Mª Cruz Álvarez; Carmen González y José Roman Valladares.

viernes, 13 de noviembre de 2015

LA PUERTA: FOTOS CON HISTORIA

Foto que no necesita palabras:


La nº 5 no es Begoña García Álvarez, sino su hermana Concepción García Álvarez


ASENTAMIENTOS EN LA PUERTA (2)


ASENTAMIENTOS EN LA PUERTA (2)

Santiago de Hormas, es un pueblo que se documenta en los años 1189, 1250, 1448 y 1468. Este pueblo se ubicó en el término de Los Casares en el Valle de Hormas; en el documento fechado en 1189 aparece como Formas a secas, mientras que en los demás documentos lo hace como Sanctiago de Formas. Su iglesia probablemente estuviera situada a boca de Los Casares, en su intersección con la valleja de Ridescaro. Restos del poblado aparecieron cuando se hizo la traída de agua para el Parador Nacional de Turismo, en concreto arrabio, restos de fundición de metales; también aparecieron restos de enterramientos frente al Invernal del tío Facundo Alonso, a boca de Valdeloseros.

19 de octubre de 1189. La condesa doña Urraca González, noble gallega, de la familia de los Condes de Traba, y esposa del conde Froila Ramirez, da a la Abadía de Sta Mª de Benevivere la tercera parte del Monasterio de San Martín de Pereda y de la villa de Pereda, con heredades en más de 30 pueblos casi todos en la región de Riaño.

Archivo.Histórico.Nacional. Benevivere, 1691/12

In nomine patris et filii et spiritus sanctii, amen. Dicente scriptura cognovimus quod sicut aqua extinguit ignem ita helemosina extinguit peccatum. Et iterum. Date helemosinam et omnia munda sunt uobis. His rationibus et aliis quam pluribus adducta ego comitissa dona urraca gundissalui uxor comitis frole cum uoluntate et consensus ipsius uiri mei dono deo et ordini de beneuivere et uobis domno Paschasio eiusdem loci abbati et fratribus uestris in christo presentibus et futuris terciam partem de monasterio sancti martini de pereda et terciam partem de ipsa pereda et de valle de argoueio cum sua hereditate et suis hominibus e las fontes et in alior ecclesiam cum suo monasterio et sua hereditate et in robro, in ualbona, in cegera et in loes, in islaredo, in las fontes, in anziles, in rianno, in laguer, in formas, in ferrerola, in carande, in gupde, in valleon, sanctus sebastianum cum suis hereditatibus, et cayn, et castro, in riba esla, carvaiar del comite, in fontanella, sorila, in uerdiaio, in villa liandre, in uega, in cremanes, in corniero, in primalias, in sancto cristoforo, in nouanca, in sancto felice, in uegamian, uado cum sua casa et sua hereditate, e suis riuis in campo sanctam crucem cum sua ecclesia et sua hereditate cum suis riuis montibus et exitibus in loborios, tota tolibia de iuso. Hec omnia prenominata dono et concede monasterio Sancte Marie de Beneuiuere iure hereditario habenda et libere et quiete in perpetuum possidenda, cum montibus, fontibus, pascuis, pratis, riuis, molendinis et locis molindinorum cum ingressibus et egressibus, et cum ómnibus directuris et pertinentiis suis.




Las menciones del pueblo de Hormas en los años 1250, 1448 y 1468, son en los tres casos menciones del Becerro de Las Presentaciones de la Iglesia de León, concerniente al Arciprestazgo de Burón. El dato más concluyente de estos documentos es que probablemente en torno al año 1448 el pueblo ya estaba abandonado o semi-abandonado, ya que al referirse a su iglesia el documento certifica “Sanctiago de Formas. Solia dar dos sueldos de procuración e diez sueldos de censos, e agora non da nada porque es yerma”. Esta iglesia aún se menciona 20 años más tarde, pero posiblemente el pueblo ya estuviera deshabitado.

Miguel A. Valladares Álvarez

sábado, 7 de noviembre de 2015

OTRAS HISTORIAS DE NUESTRA IGLESIA

OTRAS HISTORIAS DE NUESTRA IGLESIA.     
       
Años 60. En la iglesia de nuestro pueblo se celebraban los acontecimientos habituales (misas, rosarios, catequesis, bodas, bautizos, comuniones, funerales, avisos con las campanas, etc.) y otros no tan corrientes, como que Goyo (el de Fermín y Domitila) celebrase su primera misa el mismo día que mi primera comunión. Pero yo quiero recordar las acontecimientos, sencillos y cotidianos, que ocurrían alrededor de la iglesia, como los juntorios de todo el pueblo, que se producían después de misa en el pórtico. Mientras tanto, los niños nos dedicábamos a otras actividades:

1. Corretear entre los corrillos esquivando a los contertulios hasta que nos chocábamos contra alguien, que nos reprendía o se acordaba de nuestra madre (sin referir oficios).



2. Otras veces nos dedicábamos a correr alrededor del muro de la iglesia, entrando y saliendo por las entradas del muro que rodeaba el pórtico (haciendo un circuito). Había dos modalidades: contrarreloj (sin cronómetro: un niño iba contando a ritmo de segundero) y persecución (un rapaz a pillar al otro). Pero todo deporte tiene su riesgo y aquí era habitual que acabáramos metiendo la pata en el calce, si nos pasábamos de frenada al salir por el hueco del muro que daba a calle de Nati. Y muchas veces acabamos con algún rasponazo que no se curara con un poco de agua del calce o aplicando saliva propia, y, en rara ocasión, un poco de mercromina. Bueno, una vez me acuerdo que a mi hermano, el mayor, le tuvo que llevar Pepe “Ruscos”, en su Vespa, al médico por que se abrió la cabeza.

3. Otra aventura era subir al muro, metiendo la punta de los pies entre las piedras (nadie te ayudaba, cada uno tenía que arreglárselas). Una vez que conseguías subir y ponerte de pie, empezabas a caminar lentamente por esas alturas (con mucho miedo a caerte) pero cuando ibas cogiendo confianza comenzabas a correr por encima de las losas, hacías la esquina derrapando y acababas saltando las entradas como un atleta. Aunque esto parezca algo sencillo y rápido era una meta que se lograba en varios años ya que los primeros intentos de escalar el muro se producía a los 3 o 4 y hasta los 7 u 8 no traspasabas las entradas sobradamente. La entrada principal era muy delicada ya que tenía las piedras redondeadas y un error de cálculo al saltar conllevaba un elevado peligro para ciertas partes muy delicadas, en caso de un resbalón lateral.



4. Pero la mayor hazaña consistía en coronar el campanario y también se empleaban varios años, excepto cuando te llevaba de la mano un adulto. Esta proeza se desarrollaba en tres etapas: en la primera debías ascender (si eras pequeño “a gatas” y luego erguido) las piedras más grandes, situadas hasta que hace esquina.  El segundo tramo te llevaba a superar el tejado y comprendía las escaleras de piedras más pequeñas que enlazaban con la escalinata de madera, al final; este tramo era el más peligroso por el canguelo que ibas acumulando y por estar deteriorado a propósito por nuestros mayores (no lo arreglaban) pues pensaban que así no subiríamos; no se daban cuenta que era cuestión de tiempo y un reto a nuestra intrepidez. Desde el campanario se disfrutaban de sensaciones únicas para un niño: la altura del suelo (distinta a que si ves el pueblo desde el Hoyo de la cuesta), la cercanía de las cigüeñas (especialmente cuando “machacaban el ajo”) y cuando subía a repicar las campanas con mi padre. Ah, y la satisfacción de llegar a la cima que se certificaba con un suave toque de campana para que lo oyera y nos viera algún vecino, el cual certificaría hecho; aunque luego se chivara a tus padres y te supusiera un correctivo.

Aunque el agua haya borrado nuestro entorno, nos queda la nueva iglesia como testimonio de nuestras vivencias y nos trae recuerdos inolvidables para quienes tuvimos el privilegio de coincidir en este lugar durante un tiempo que, ojalá, hubiera sido más duradero.

Jesús (el mediano de Toño y Enedina).